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Más de 30 refugiados murieron cerca de las costas de la isla griega de Lesbos, al mismo tiemo dos fallecieron de hipotermia al intentar cruzar un río, dos nuevos episodios que hablan del drama humanitario que se vive en una Europa cada vez más cerrada. (Foto Ilust.: Télam)





Las dos embarcaciones que naufragaron partieron de la costa oeste de Turquía y tenían como destino una de las islas griegas del mar Egeo. La primera barca se hundió, 11 murieron y al menos 3 personas fueron rescatadas; mientras que en la segunda al menos 22 refugiados fallecieron y 18 sobrevivieron, informó el canal de noticias heleno NTV.



Los naufragios en esa zona son ya un dato cotidiano, pero con la llegada del invierno se volvieron aún más peligrosos.

La travesía desde las costas turcas a Lesbos es de apenas 10 kilómetros; sin embargo, el mal tiempo en el Egeo, con vientos, oleaje y bajas temperaturas, la convirtió en una pesadilla.



La Guardia Costera griega informó hoy que rescató a 573 inmigrantes y refugiados en varios naufragios durante el fin de semana pasado, según la agencia DPA.



Hoy también 2 refugiadas iraquíes murieron de hipotermia al cruzar a nado el río Deliyska, desde Turquía a Bulgaria, en una zona donde las temperaturas rozan actualmente los cero grados, según informaron fuentes del Ministerio del Interior búlgaro a la agencia de noticias EFE.



Desde hace meses, Bulgaria cerró su frontera con Turquía con una valla de alambre de púas. Sin embargo, desesperados por el riesgo que significa embarcarse en el Egeo, muchos refugiados intentan cruzar igual por allí.



Las fuentes gubernamentales búlgaras contaron que las dos mujeres, una de 14 años y otra de 30, eran parte de un grupo de 19 refugiados que escaparon sin documentos de la violencia en Irak.



Todos se lanzaron a cruzar el Deliyska, un río que bordea la frontera en el este, cerca de la desembocadura del Mar Negro.

Cuando la Policía búlgara los detectó, las dos mujeres habían fallecido y resto se encontraba muy débil.



Los 17 refugiados iraquíes que sobrevivieron, entre ellos 10 niños, fueron internados de inmediatos. Dos están en coma.



Tras una breve investigación, el director de la Policía Fronteriza búlgara, Antony Angelov, explicó que se trataba de cuatro familias que habían sido abandonados en Turquía por una mafia que había cobrado por llevarlos hasta la Unión Europea (UE). Les habían prometido que los ayudarían a cruzar ilegalmente la frontera con Bulgaria y, cuando desaparecieron, se lanzaron a cruzar el río por su cuenta.



El año pasado más de 1,1 millón de refugiados e inmigrantes llegaron a Europa y más de 4.000 murieron en el Mediterráneo en el intento, según cifras de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).



Las potencias de las UE abrieron sus fronteras durante unas semanas, pero ante el crecimiento del clima antimigratorio y de la extrema derecha, cedieron y comenzaron a instalar vallas, sellar las fronteras y restablecer los controles, que habían desaparecido cuando se instaló el espacio de libre circulación Schengen.



Cuanto más se cierra Europa, más lucrativo se vuelve el negocio de las mafias que transportan refugiados ilegalmente hasta y dentro de la UE, y más peligroso se vuelve el viaje para estos recién llegados de Medio Oriente y Africa.



Por eso, pese al aumento del número de refugiados muertos dentro y a las puertas del continente, más se cierran las fronteras europeas.



Hoy le tocó el turno a Macedonia, el país que -con Bulgaria sellada- se convirtió en el país de paso privilegiado para los miles de refugiados que llegan a Grecia y luego quieren continuar su travesía hacia el norte del continente a través de los Balcanes.



El Ejército macedonio comenzó hoy a construir una segunda valla en la frontera con Grecia con el objetivo de reforzar la ya existente y mejorar -así- las medidas para impedir el paso de inmigrantes ilegales, informó el vocero militar Toni Janevski a la agencia EFE.



La Antigua República Yugoslava de Macedonia (ARYM) prohibió en noviembre pasado el paso a todos las personas que no sean sirias, afganas e iraquíes, las tres nacionalidades cuyos ciudadanos son reconocidos automáticamente como refugiados.



Desde entonces, el Ejército negó la entrada a 20.000 personas, de las cuales 4.000 llegaron sólo en enero, el mes más frío del año en esa zona.



Esas personas en general quedan varadas y duermen a la intemperie del lado griego a la espera que se abra alguna ruta de acceso al norte del continente o que se les acerque alguna mafia que los ayude a avanzar por un precio descomunal. 





Télam



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