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FotoIlust.: WEB |
Las patologías asociadas al estrés vienen en aumento en los últimos 15 años y, por esa situación, los médicos advierten en consultorios la presencia de enfermedades que hasta hace poco tiempo no se tenían en cuenta.
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El estrés afecta por igual a hombres y mujeres de todas las edades, y es el causante del desequilibrio emocional.
Según el médico e investigador Alberto Crescenti, "el estrés representa cualquier situación de angustia, miedo, represión o estado de alerta que provoca y altera a nuestros sentidos".
Mientras existe el estrés crónico y el agudo, cualquiera de sus formas tienen la capacidad de generar diversos tipo de enfermedades crónicas o autoinmunes, que pueden llegar a ser mortales.
Según el especialista, "los desequilibrios emocionales, cuando son extremos, generan cambios a nivel orgánico e inmune que alteran por completo nuestra salud".
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"Hay quienes piensan que estos cambios solo repercuten en el estado de ánimo o en el sueño, pero cuando una persona vive al límite en sus exigencias mentales, no descansa y se siente bajo presión, fuerza a su organismo a producir la hormona del estrés: el cortisol", afirma en una columna.
Cuando una persona permanece más tiempo estresada, la mayor cantidad de cortisol por lo que el organismo tendrá mayor capacidad de generar enfermedades psicosomáticas, como por ejemplo úlceras, diarreas, hipertensión, vómitos, palpitaciones o parálisis musculares.
"Esto se debe a que en escenarios normales el organismo emplea casi toda su energía en actividades destinadas a la modificación, reparación y creación de nuevos tejidos. En momentos de estrés todo cambia, ya que debe dirigir su energía a otros procesos, deteniendo las actividades de renovación del cuerpo", explica Crescenti.
En ese contexto, los radicales libres generados por por estrés, ejercicio físico en exceso, entre otras condiciones, afectan de forma directa a los componentes de las células, dañando lípidos, proteínas y carbohidratos. Esto causa un deterioro, en ocasiones irreversible, como envejecimiento prematuro, procesos inflamatorios crónicos, cáncer, parkinson, alzheimer, ateroesclerosis, cataratas, ente otros.
Por otro lado, el estrés genera además inmunodepresión, gracias a los niveles elevados de cortisol por la sensación de alarma, lo que daña e inhibe el normal funcionamiento del sistema inmune.
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Además, con el paso del tiempo, estas situaciones pueden funcionar como colaboradoras al desarrollo de enfermedades como obesidad, artritis, infarto de miocardio, ansiedad, insomnio, colon irritable, colitis ulcerosa, alergias, enfermedades de la piel, enfermedades cerebrovasculares, hipertensión arterial, migrañas, lupus y algunos cánceres e infartos.
"En los casos en que el estrés supere su capacidad de controlarlo, será necesario acudir a un especialista. Asesorarse es clave para conocer más formas de prevenir la ansiedad y descubrir los problemas que la generan (trabajo, familia, pareja, amigos), así como las soluciones a medida para cada situación", sostiene el médico, titular del Instituto de Oncología que lleva su nombre.
También señala que "es importante tener en cuenta que el estrés afecta al equilibrio general del cuerpo, lo cual puede convertirse en un desencadenante fatal" y advierte que "el cuerpo habla y no debemos pasar por alto las señales de alerta".
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