Aunque la franja etaria que más los consume es la de mayores de 50, subió el número de jóvenes que usan estos fármacos para tratar trastornos de sueño, pánico y depresión. El clonazepam es el más utilizado. (Imagen: EDXD)
El estudio refleja la situación que observan los profesionales en el centro norte de la provincia de Santa Fe.
Dificultad para dormir, ansiedad, ataques de pánico. Las exigencias crecen y cuesta "bajar un cambio" al fin del día y dejar atrás las tensiones de la vida cotidiana. En este contexto, no es casual que haya más gente que se vuelque al uso de fármacos para aliviar estos síntomas, algo que se pone de manifiesto en un relevamiento del Colegio de Farmacéuticos de la provincia de Santa Fe (1º Circunscripción), que marca que entre 2009 y 2012 subió el uso de benzodiacepinas (depresores del sistema nervioso central, con efectos sedantes, ansiolíticos y miorelajantes) entre los afiliados a obras sociales que viven en el centro norte de la provincia, desde Maciel hasta Florencia.
Al recabar los datos sobre clonazepam el informe marca que, si bien la franja etaria que más lo consume es la de los mayores de 50 años, desde 2009 se verificó un incremento en el número de personas menores de 30 años -y de entre 30 y 50 años- que usan esta medicación. En el primer caso, lo que demuestra el trabajo es que subió un 54 % en los últimos tres años y en el segundo un 36 %. A su vez, surge que lo consumen más mujeres que hombres entre los menores de 30 años.
También pone manifiesto que en el último trienio se verificó además un incremento del 22 % en el número de menores de 30 años que usan diazepam, sobre todo en mujeres que integran esta franja etaria. Esta es una benzodiacepina que sirve fundamentalmente para el alivio sintomático de la ansiedad y de otros malestares asociados al síndrome de ansiedad. A la vez, el relevamiento marca que en los últimos dos años se comenzó a consumir zolpidem, un medicamento análogo a las benzodiacepinas, destinado a atender trastornos del sueño.
Al analizar la totalidad de los afiliados a obras sociales del centro norte de la provincia que son consumidores de clonazepam, diazepam y zolpidem, sin tomar en cuenta las diferentes franjas de edad, emerge que el más usado de los tres es, por gran diferencia, el clonazepam. En 2010, el 86 % del universo recabado consumió clonazepam, el 7 % diazepam y el 7 % zolpidem. Mientras que en 2012 las cifras marcan que 85 % consumió clonazepam, 6 % diazepam y 8 % zolpidem.
"Las benzodiacepinas son sustancias que en general atienden varios síntomas, que pueden ser falta o irregularidad en el sueño, ansiedad o ataques de pánico. Siempre han sido sustancias muy prescritas y quizás tiene relación con que atienden esta variedad de síntomas", explicó Alicia Caraballo, vicepresidenta del Colegio de Farmacéuticos. Y añadió que lo que más se ve en las farmacias es la prescripción de estas sustancias para atender trastornos de sueño, pánico y depresión".
Soluciones químicas
Luis Darío Salamone es licenciado en Psicología y doctor en Psicología Social y co director del Departamento de Investigación de las Toxicomanías y Alcoholismo del Instituto Clínico de Buenos Aires. Desde su óptica, el crecimiento en el número de jóvenes que utilizan medicaciones como el clonazepan se explica en una tendencia más generalizada a buscar soluciones químicas para diversos problemas.
En Santa Fe, consultadas las responsables del Departamento de Investigación de Toxicomanías y Alcoholismo del Instituto Clínico de Buenos Aires (TyA) Elvira Dianno y Sabina Serniotti -miembros de la Escuela de la Orientación Lacaniana (EOL) sección Santa Fe y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP)- opinaron que estos temas hablan de ciertos síntomas característicos en los jóvenes de hoy.
"Enfrentados a buscar un lugar en el mundo y una identidad sexual, la época se presenta por un lado con un imperativo a gozar sin límites y por el otro sin más oferta que la de consumir, borrando las particularidades de cada sujeto", manifestaron las profesionales, que además coordinan el seminario anual "Satisfacciones imparables… Que manía de consumir!" que se realiza en la sede de la EOL Sección Santa Fe (bulevar Gálvez 2147).
Para Salamone, el clonazepam (y sus análogos) permiten seguir con algunas actividades si bien se pierden ciertos reflejos, lo que ayuda a explicar su extendido uso. "Otra cuestión que juega es que, además de ser recetada por psiquiatras, se ha generalizado y los médicos ante cualquier problema nervioso buscan en esta drogas una solución. Hay una cultura actual que lleva a soluciones químicas", analizó.
Desde su óptica, es posible que el vértigo con el que se vive en esta época conlleve a una aceleración que es difícil de parar, con los consecuentes trastornos de sueño, pero no hay que dejar de considerar que la angustia existe desde que existe el ser humano, al igual que los trastornos de sueño y la ansiedad. "Lo que si hay son modalidades actuales que tienen que ver con la sociedad llamada posmoderna o de consumo, que acelera ciertos procesos y pone de moda determinadas cuestiones. Hay una promoción de soluciones químicas", manifestó.
Kurt Cobain
El Dr. Luis Darío Salamone abordó en un trabajo la figura de Kurt Cobain, el líder del mítico grupo Nirvana fallecido el 5 de abril de 1994. "Él cifraba su relación con las drogas en el hecho de que cuando era un niño, la primera solución que le dieron fue el ritalin", explicó el psicólogo. El ritalin es un medicamento psicoestimulante para el tratamiento de trastornos por déficit de atención con hiperactividad, síndrome de taquicardia ortostática postural y narcolepsia. "A veces, cuando alguien tiene una forma adictiva de relacionarse y se le da una medicación, también puede volverse adicto a esa medicación. Es para considerarlo o por lo menos discutirlo", afirmó el psicólogo.
Reacciones
Un trabajo elaborado por el Colegio de Farmacéuticos de Santa Fe en el primer semestre de 2010 arrojó que el clonazepam era la benzodiacepina de mayor consumo en farmacias del centro norte de la provincia. Las encuestas realizadas en ese momento arrojaron que fue indicado con mayor frecuencia para problemas relacionados con ansiedad, insomnio, depresión, pánico, trastornos gastrointestinales, contractura muscular y epilepsia. Y que las reacciones adversas generadas por este fármaco fueron: dependencia, amnesia, insomnio y ansiedad.
Sedantes: sólo deberían ser una alternativa en situaciones de crisis
Además de licenciado en Psicología y doctor en Psicología Social, Luis Darío Salamone es miembro de la Escuela de la Orientación Lacaniana (EOL) y Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP); co director del Departamento de Investigación de las Toxicomanías y Alcoholismo del Instituto Clínico de Buenos Aires; docente de ese instituto y del Instituto Oscar Masotta; profesor asociado del Departamento y el Master en Psicoanálisis de la Universidad John F. Kennedy y autor de los libros "El amor es vacío", "Cuando la droga falla" y "Alcohol, tabaco y otros vicios" entre numerosos artículos publicados en libros, revistas y periódicos.
El especialista le aseguró a El Litoral que el uso de fármacos con propiedades sedantes y ansiolíticas debe ser una alternativa en instancias de crisis, pero que no debe soslayar la necesidad de ir hacia una solución más profunda a través de la terapia.
- ¿Qué opciones hay para solucionar estos problemas que no impliquen necesariamente el uso de medicación?
- El psicoanálisis parte de considerar a la angustia como algo central para su trabajo. Y la idea no es liquidarla y tener que vivir medicado, sino hacer un tratamiento. Nosotros trabajamos sobre el filo de la angustia y eso tiene que ver con cuestiones como, por ejemplo, su relación con el otro. La angustia tiene mucho que ver con el deseo del otro, pero también es lo que le va permitir a uno encontrarse con su propio deseo. Entonces la contraindicación, más allá de las que figuran en los prospectos, de solucionarlo médicamente es que el sujeto no solucione la relación con su propio deseo y tampoco su angustia.
- O sea que este tipo de alternativas tendrían que ser una solución transitoria.
- Transitoria, ante una crisis muy pronunciada y siempre y cuando se trabaje lo que se juega en esa crisis. De lo contrario se aplasta la posibilidad de resolver ciertas cuestiones, si se borra de un plumazo con la medicación. Un psicoanalista no va estar en contra de que alguien que está en crisis tome un sedante. Lo que va a proponer es que se solucione la causa que lleva a esa dificultad, que muchas veces es inconsciente.
Por Juan Ignacio Novak - El Litoral.
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