Hoy también se festeja a:
Martirologio Romano: Conmemoración de san Alejandro, obispo, anciano célebre por el celo de su fe, que fue elegido para la sede alejandrina como sucesor de san Pedro y rechazó la nefasta herejía de su presbítero Arrio, que se había apartado de la comunión de la Iglesia. Junto con trescientos dieciocho Padres participó en el primer Concilio de Nicea, que condenó tal error (326)
Biografía
Alejandro, patriarca de Alejandría; nació en el año 250 y se distinguió pronto por las ricas cualidades que adornaban su alma. Su trabajo pastoral y doctrinal se enfrentó en seguida contra un hereje que sale a menudo en estos primeros años del cristianismo, Arrio. Fue Alejandro el primero que se dio cuenta de los errores que escribía y predicaba este señor en contra de Jesucristo, negando su divinidad.
Además de tener una inteligencia brillante, poseía un gran corazón cuyas fuerzas las empleaba para cuidar de los pobres. Era tan amable que en su presencia nadie se enfadaba ni reñía. Se imponía su dulzura contra todo aquel que tuviera deseos de hacer el mal al prójimo. Pero, cuando había que demostrar su dureza, máxime cuando se hablaba mal del Señor o de su Madre, se levantaba con fuerza. Desempeño su labor durante el arrianismo en contra de la herejía.
Al morir Aquilas (sucesor de Pedro en la sede de Alejandría), Alejandro lo sucede en el año 313. Realizo una gran obra evangélica y conciliadora frente a los problemas en las Iglesias de Egipto, levanto la Iglesia de San Teonás y lucho en defensa de la ortodoxia cristiana. Otro gran valor que se debe atribuir a Alejandro es que fue el gran descubridor de san Atanasio. Pero el dichoso Arrio no lo dejaba ni a sol ni a sombra. Y cansado de sus teoría heréticas, convocó un sínodo el año 320 en Alejandría. Fueron más de cien obispos.
Arrio fue invitado a que se defendiera. Pero no fue capaz. Y entonces todos los obispos lo condenaron. Hubo gente que le dijo a Alejandro que le permitiese entrar de nuevo en la Iglesia católica. Intervino el emperador Constantino y el mismo obispo Osio de Córdoba. Toda labor de reconciliación resultó inútil ante este soberbio hereje. Un concilio universal, el de Nicea, lo condenó para siempre.
San Alejandro a pesar de su avanzada edad y muchos achaques por su dura lucha contra la herejía, asistió y desempeñó un importantísimo influjo en la condenación del arrianismo que hizo el Concilio. Alejandro murió el 26 de febrero del año 326
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