“Sí,
te lo confirmo, estamos separados. Pero no voy a hablar nada del tema.
Yo no soy la persona pública. No pertenezco a ese mundo. Llamalo a
Lanata. Es un bajón separarse como para que encima se haga público“.
Así fue como, en diálogo con Diario Perfil, una enérgica y muy directa
Sara Stewart Brown confirmó su separación de Jorge Lanata. Una
separación que sorprendió por tratarse de una pareja sólida, de casi 15
años.
Esta situación también sacudió al “ambiente”. Es que pese a no dedicarse directamente al mundo del espectáculo, Lanata, como lo llama Sara en la intimidad, se convirtió en la estrella del El Trece en su pelea contra el Gobierno. Su programa Periodismo para Todos es uno de los más vistos en la televisión con un promedio que ronda los 20 puntos. Y cual nuevo Marcelo Tinelli, toda su vida pasó a ser relevante.
No obstante, el periodista prefirió no hablar del tema. “Estoy extrañado porque se transformó en noticia y no creo que lo sea. Yo puedo hablar con mi público en mi programa, no necesito hacerlo a través de los medios. Mi relación con mi público comienza cuando se prenden las cámaras en mi programa”, fueron sus palabras a los medios que lo esperaban ayer a la salida de su ciclo Lanata sin Filtro por Radio Mitre. Y agregó enfadado: “Yo no muestro mis cosas personales en el medio y no lo voy a hacer. No soy actor y no voy a hablar de mi separación. Es un problema mío. Hablemos sobre el Gobierno. ¿Por qué no laburan en serio? No voy a hablar de esto”. En cuanto a la separación de Leonardo Fariña y Karina Jelinek, que se dio en el mismo momento, opinó: “En el mundo existen las coincidencias”.
Sin embargo, en declaraciones a Clarín, si bien insistió en que es un tema muy personal del que no quiere hablar, también confirmó la separación: “Todo es cierto. Terminamos de la mejor manera y no hubo peleas. Estoy expuesto por mi trabajo y por ser quién soy, pero prefiero no hablar”.
Lo cierto es que el rumor sobre una posible separación hacía rato estaba instalado en el medio y el martes 27 a la tarde, un día antes de que estallara la noticia en los medios, fue Sara quien comenzó a dar indicios desde su Twitter al colocar una imagen que decía, en inglés, “pausa”. Pero la crisis de la pareja no es reciente, sino que lleva algunos meses y se sabe que atravesaron el verano distanciados.
A fines de diciembre, el periodista tuvo que instalarse en Mar del Plata para hacer su programa de radio y Sara se quedó en Buenos Aires; sólo fue a la Ciudad Feliz a pasar Año Nuevo y compartir ese momento con él, pero luego no se la vio más. Ella, que acaba de incursionar en el mundo del arte, prefirió volver a su casa en Buenos Aires para luego sumarse a una maratón en la cordillera de los Andes y dar rienda suelta a su hobby por correr. En tanto Lanata, apenas terminó su ciclo radial en Mar del Plata, se fue a pasar unos días de relax a Punta del Este, desde donde también preparó su ciclo televisivo cuya primera emisión fue el domingo 14 de abril con un informe al que llamó La ruta del dinero K, por lo que la pareja se vio muy poco.
Y es precisamente esa adicción al trabajo que siempre dijo tener Lanata la que habría generado una “grieta” más que pronunciada en la relación provocando un desgaste insalvable cuando el periodista arrancó con su ciclo en El Trece. En detrimento de su boom mediático, de su exposición y de la adoración que dice el mismo periodista que genera, su matrimonio se fue acabando.
De hecho, Lanata les contó la noticia a sus compañeros de trabajo hace unas dos semanas. De todos modos, se habría tratado de una separación de común acuerdo y en buenos términos. Sobre todo por la hija que él y Sara tienen en común, Lola, de 9 años. Lanata además tiene otra hija, Bárbara, de 25, con la periodista Andrea Rodríguez, quien es productora de su ciclo televisivo.
Pero hoy Lanata ya no estará viviendo en el departamento que comparte con Sara sobre la avenida Libertador sino en el Hotel Faena.
Sin embargo, por los pasillos del canal y de la radio, lejos de verse un Lanata deprimido, se ve uno jovial que disfruta de su éxito profesional y de su buen estado de salud. El conductor bajó cerca de 30 kilos, sigue una dieta estricta, ya no se somete a diálisis porque está controlado y casi no usa su máscara de oxígeno para dormir. “Lanata está de buen humor”, dicen sus colegas.
Lanata y Sara se conocieron cuando en la revista Veintiuno (luego Veintitrés) él era el director y ella una joven periodista que lo admiraba. En 1998 comenzaron a salir y en 2004 nació Lola. Recién en 2011 decidieron casarse. Su relación siempre fue de mutua admiración, ella fue una gran defensora de su marido y cultivadora del bajo perfil. Tampoco le gusta que le adjudiquen el mote de “ángel salvador” por acompañar a Lanata en su tratamiento contra las adicciones. Y nunca quiso dar notas a la prensa por ser la “mujer de”. Las únicas entrevistas que brindó fueron por su labor como artista plástica. No obstante, en su perfil de Twitter no se desentiende de ser la “esposa de” y se describe a sí misma como “madre kidult y mujer de. De profesión inestable: ex moza, ex traductora, ex crítica de teatro, hoy aspirante a artista plástica y siempre productora”.
Además, este año Sara dio una nota a la revista Noticias y ante la pregunta de si sigue enamorada dijo: “Sí. Me sigue pasando. Hemos tenido épocas buenas y malas, pero no te lo puedo explicar… No me concibo sin estar al lado de él“.
Esta situación también sacudió al “ambiente”. Es que pese a no dedicarse directamente al mundo del espectáculo, Lanata, como lo llama Sara en la intimidad, se convirtió en la estrella del El Trece en su pelea contra el Gobierno. Su programa Periodismo para Todos es uno de los más vistos en la televisión con un promedio que ronda los 20 puntos. Y cual nuevo Marcelo Tinelli, toda su vida pasó a ser relevante.
No obstante, el periodista prefirió no hablar del tema. “Estoy extrañado porque se transformó en noticia y no creo que lo sea. Yo puedo hablar con mi público en mi programa, no necesito hacerlo a través de los medios. Mi relación con mi público comienza cuando se prenden las cámaras en mi programa”, fueron sus palabras a los medios que lo esperaban ayer a la salida de su ciclo Lanata sin Filtro por Radio Mitre. Y agregó enfadado: “Yo no muestro mis cosas personales en el medio y no lo voy a hacer. No soy actor y no voy a hablar de mi separación. Es un problema mío. Hablemos sobre el Gobierno. ¿Por qué no laburan en serio? No voy a hablar de esto”. En cuanto a la separación de Leonardo Fariña y Karina Jelinek, que se dio en el mismo momento, opinó: “En el mundo existen las coincidencias”.
Sin embargo, en declaraciones a Clarín, si bien insistió en que es un tema muy personal del que no quiere hablar, también confirmó la separación: “Todo es cierto. Terminamos de la mejor manera y no hubo peleas. Estoy expuesto por mi trabajo y por ser quién soy, pero prefiero no hablar”.
Lo cierto es que el rumor sobre una posible separación hacía rato estaba instalado en el medio y el martes 27 a la tarde, un día antes de que estallara la noticia en los medios, fue Sara quien comenzó a dar indicios desde su Twitter al colocar una imagen que decía, en inglés, “pausa”. Pero la crisis de la pareja no es reciente, sino que lleva algunos meses y se sabe que atravesaron el verano distanciados.
A fines de diciembre, el periodista tuvo que instalarse en Mar del Plata para hacer su programa de radio y Sara se quedó en Buenos Aires; sólo fue a la Ciudad Feliz a pasar Año Nuevo y compartir ese momento con él, pero luego no se la vio más. Ella, que acaba de incursionar en el mundo del arte, prefirió volver a su casa en Buenos Aires para luego sumarse a una maratón en la cordillera de los Andes y dar rienda suelta a su hobby por correr. En tanto Lanata, apenas terminó su ciclo radial en Mar del Plata, se fue a pasar unos días de relax a Punta del Este, desde donde también preparó su ciclo televisivo cuya primera emisión fue el domingo 14 de abril con un informe al que llamó La ruta del dinero K, por lo que la pareja se vio muy poco.
Y es precisamente esa adicción al trabajo que siempre dijo tener Lanata la que habría generado una “grieta” más que pronunciada en la relación provocando un desgaste insalvable cuando el periodista arrancó con su ciclo en El Trece. En detrimento de su boom mediático, de su exposición y de la adoración que dice el mismo periodista que genera, su matrimonio se fue acabando.
De hecho, Lanata les contó la noticia a sus compañeros de trabajo hace unas dos semanas. De todos modos, se habría tratado de una separación de común acuerdo y en buenos términos. Sobre todo por la hija que él y Sara tienen en común, Lola, de 9 años. Lanata además tiene otra hija, Bárbara, de 25, con la periodista Andrea Rodríguez, quien es productora de su ciclo televisivo.
Pero hoy Lanata ya no estará viviendo en el departamento que comparte con Sara sobre la avenida Libertador sino en el Hotel Faena.
Sin embargo, por los pasillos del canal y de la radio, lejos de verse un Lanata deprimido, se ve uno jovial que disfruta de su éxito profesional y de su buen estado de salud. El conductor bajó cerca de 30 kilos, sigue una dieta estricta, ya no se somete a diálisis porque está controlado y casi no usa su máscara de oxígeno para dormir. “Lanata está de buen humor”, dicen sus colegas.
Lanata y Sara se conocieron cuando en la revista Veintiuno (luego Veintitrés) él era el director y ella una joven periodista que lo admiraba. En 1998 comenzaron a salir y en 2004 nació Lola. Recién en 2011 decidieron casarse. Su relación siempre fue de mutua admiración, ella fue una gran defensora de su marido y cultivadora del bajo perfil. Tampoco le gusta que le adjudiquen el mote de “ángel salvador” por acompañar a Lanata en su tratamiento contra las adicciones. Y nunca quiso dar notas a la prensa por ser la “mujer de”. Las únicas entrevistas que brindó fueron por su labor como artista plástica. No obstante, en su perfil de Twitter no se desentiende de ser la “esposa de” y se describe a sí misma como “madre kidult y mujer de. De profesión inestable: ex moza, ex traductora, ex crítica de teatro, hoy aspirante a artista plástica y siempre productora”.
Además, este año Sara dio una nota a la revista Noticias y ante la pregunta de si sigue enamorada dijo: “Sí. Me sigue pasando. Hemos tenido épocas buenas y malas, pero no te lo puedo explicar… No me concibo sin estar al lado de él“.
Por Julieta Mondet | Diario Perfil | Primicias Ya
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