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Foto Arch.: El LitoralDebe comprarse en comercios autorizados. Si es fresco, hay que asegurarse de que tenga agallas rojas, escamas y carne firme y ojos brillosos. Y si está congelado, tiene que estar correctamente envasado y totalmente rígido. (Foto Arch.: El Litoral)



Es un hecho: en Semana Santa no solamente crece en forma exponencial el número de turistas en distintas ciudades del país; también aumenta notoriamente el consumo de pescado, que forma parte esencial de la tradición gastronómica para la época. Frente a esta perspectiva, la Agencia Santafesina de Seguridad Alimentaria (Assal) emitió una lista de recomendaciones para poder identificar cuándo los productos son frescos y de buena calidad.


En primer término, el organismo sugiere que la compra del pescado y sus derivados se realice en negocios autorizados para este fin y que se encuentren en buenas condiciones de higiene. Para eso, hay que verificar que el punto de venta cuente con la estructura necesaria para mantener el producto refrigerado, señaló a El Litoral Nicolás Scalcione, de la División de Epidemiología de la Assal.


Tras asegurarse de que el comercio está habilitado y equipado para la provisión de este tipo de productos, el próximo paso que debe dar el consumidor es constatar que los pescados frescos mantengan la cadena de frío en heladeras o hielo y no estén expuestos al sol o al aire libre. En este sentido, una acción sencilla es comprobar que las características organolépticas sean las correctas: agallas rojas, escamas y carne firme, ojos brillosos y olor suave y agradable.


En el caso de que los productos adquiridos sean congelados, la recomendación de la Assal es adquirir aquellos que estén correctamente envasados y totalmente rígidos. Lo que equivale a examinar que no tengan golpes, roturas o deterioros que les hagan perder el frío o contaminarse. Para esto, se puede verificar la existencia de rótulos y en el caso de enlatados, que no estén abollados, oxidados o hinchados.


Para descongelar el producto, no hay que llevarlo a temperatura ambiente, sino del freezer a la heladera. O bien pasarlo debajo de un chorro de agua enérgico. Pero una vez que se descongeló, hay que consumirlo y no volver a congelarlo.


"Una vez descongelado no hay que volver a guardarlo, porque ya va a tener una contaminación superior a la inicial. Los microorganismos se desarrollan entre 5º y 60º, lo hacen Más rápido a 37º. Entonces cuanto Más tiempo se deja un alimento fuera de la heladera según la temperatura que haya, habrá mayor cantidad", explicó Scalcione.


Al cocinar los alimentos que va a consumir, hay que hacerlo completamente. Y si se compran productos como empanadas ya cocidas, hay que verificar que las mismas estén conservadas en refrigeración, y al momento de consumirlas, calentarlas completamente. En el mismo sentido, si se van a elaborar empanadas para la venta, la recomendación es adquirir las materias primas en establecimientos habilitados y exigirles la documentación correspondiente para su comercialización.


El Litoral

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