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| Foto: El Litoral | |
Hoy, a partir de las 21, en el auditorio del Centro de Exposición y Ventas, proyectará la comedia “Mi primera boda”. Las entradas se pueden adquirir en la sede de la biblioteca y lo recaudado será para beneficio de la institución.
Como ocurriera en 2011, este viernes 27 vuelve el ciclo de cine de la Biblioteca Popular Centro Rivadavia. Con el auspicio de la Municipalidad de San Carlos Centro a partir de las 21, en el auditorio del Centro de Exposición y Ventas, se proyectará la comedia “Mi primera boda” de Natalia Oreiro y Daniel Hendler.
La película cuenta la historia del casamiento de Leonora y Adrián. Una fiesta clásica, con vestido impecable, torta de cuatro pisos y un lugar soñado. Como en toda boda se suman accidentes, familia, caos, amigos, equivocaciones y la presencia obligada de quienes no deberían haber estado allí nunca.
Las entradas ya se encuentran a la venta y tiene un valor de 10 pesos. Las mismas podrán adquirirse en la sede de la institución Almafuerte 549 o por teléfono al (03404) 422129. Lo recaudado será para beneficio de la biblioteca.
Marta Casalegno, vicepresidente de la institución, manifestó a El Litoral que la Biblioteca Popular Centro Rivadavia estará a cargo del ciclo de cine los meses de mayo y junio. “Esta idea nace a través de una iniciativa del intendente Omar Príncipe, en el año 2010. El ciclo se proyectará cada 15 días con el objetivo central de que la ciudadanía de San Carlos vuelva al cine”.
Casalegno resaltó que con la llegada de nuevas tecnologías la gente prefiere disfrutar de las películas en el living de su casa. “Pero la experiencia de ir al cine en familia es muy reconfortante. Nuestra propuesta en las últimas ediciones fue proyectar una película nacional y otra extranjera”..
Propuesta
La vicepresidente de la biblioteca agregó que con esta comedia se busca que la familia se acerque y participe de esta propuesta.
Por otra parte, Casalegno expresó que la Biblioteca Popular Centro Rivadavia continúa ofreciendo una amplia variedad de actividades y talleres -literarios, pedagógicos y de inglés- para el disfrute de los socios en todas las edades.
“Para el 3 de mayo, quienes se acerquen a la institución podrán disfrutar de una pequeña celebración para recordar la reapertura de la biblioteca -hace dos años-. Por la tarde, se proyectará el video “Los Rivadavia”, historias de la biblioteca y del cine teatro”.
Sobre las iniciativas que pretenden llevar adelante, Casalegno manifestó que la comisión de la biblioteca se encuentra abocada a encontrar un lugar definitivo para la institución. “El proyecto más ambicioso de la institución es contar con la sede propia. En la actualidad, la biblioteca funciona en un salón alquilado por el municipio, donde nos queda un año más de contrato y no sabemos qué va a suceder”.
El inconveniente de no contar con una sede propia va contra las posibilidades de crecimiento de la institución.
Inicios
La historia de la biblioteca está ligada a dos instituciones locales, al Club Atlético San Carlos y al Centro Rivadavia. El rápido crecimiento y apoyo de la comunidad, sumados a la organización de veladas teatrales, conciertos, bailes, llevaron a que se decida en 1913 cambiar el nombre de la institución. De este modo, el club pasa a denominarse “Centro Rivadavia” y forma un nuevo estatuto que abandonará definitivamente las prácticas deportivas.
El éxito económico de esta conversión posibilitó que en 1924 la institución adquiera el Cine 25 de Mayo, el cual es rápidamente transformado en el Cine Teatro Rivadavia. En 1980 la baja en la actividad de los cines llevó a la institución a una crisis económica sin precedentes, transformándose la biblioteca y sus asociados en su único sostén, proceso del cual tampoco salió indemne al enfrentar un juicio de desalojo por falta de pago de alquiler, siendo salvados los bienes y libros cuando la entonces comuna de San Carlos Centro permitió su traslado al Museo de la Colonia San Carlos.
En 2009, la biblioteca fue ascendida -por resolución de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares- a la Categoría A, debido a la cantidad de asociados, la bibliografía disponible y a los talleres que se realizan.
Por José Zenclussen | El Litoral
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