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Foto: Diario Uno | 
Los vencimientos de deuda y la liquidación de exportaciones, en la agenda del Gobierno. Ahora solo se puede destinar el 25% del sueldo a adquirir divisas.



Un contexto más difícil (recesión en Europa, lento crecimiento de EE.UU., desaceleración en Brasil) pusieron al Gobierno en la necesidad de seguir incentivando la demanda, buscar inversiones para fortalecer la oferta pero, sobre todo, cuidar los dólares que se utilizan para cancelar los vencimientos de la deuda, previstos por presupuesto en u$s 10.000 millones para 2012.

Esto hizo que se pusieran en marcha varias medidas que buscaron fortalecer la posición del Banco Central como comprador de dólares y, por otro lado, incentivar la oferta de billetes (acortamiento de los plazos para que los exportadores liquiden sus ventas en el mercado cambiario local).

Ambas medidas provocaron incertidumbre. Para los ahorristas, la falta de acceso al mercado cambiario oficial provocó preocupación y muchos se volcaron al mercado extraoficial de cambios. El dólar paralelo llegó entonces a los $ 5,17. Allí el Gobierno decidió flexibilizar los controles abonando la hipótesis de que los exportadores comenzarían a liquidar la cosecha gruesa en lo inmediato y que de esa forma se iba a poder bajar el dólar paralelo (algo que sucedió) abastecer a la demanda minorista sin complicar los planes para que el BCRA se quedara con una parte de esos billetes.

Pero los exportadores desaceleraron sus liquidaciones, es decir, vendieron menos dólares de lo esperado en el mercado. La medida que buscó acortar los plazos paradójicamente resultó generar expectativas contrarias. A ello hay que sumarle que la velocidad a la que se desplazaba el tipo de cambio oficial era de 0,6% por mes.

El Gobierno decidió entonces duplicar la velocidad de devaluación, tratando de incentivar a los exportadores con una liquidación con un valor más alto. El dólar avanzó varios centavos hasta tocar $ 4,47. La brecha con el dólar paralelo volvió a ampliarse.

Ante este panorama, y sin una reacción fuerte por parte de los exportadores, el grifo de la AFIP se cerró para las compras minoristas y ralentizó las mayoristas. La hipótesis que gozó de aceptación entre numerosos profesionales de la city es que el porcentaje permitido habría descendido al 25% de los ingresos registrados, como también el mismo porcentaje para las declaraciones juradas efectuadas en 2010. Según señalan en las principales casas de cambio del microcentro porteño, en las últimas horas este porcentaje habría descendido aún más. Hubo más rechazos.

A esto se agrega un dato no menor: en el segundo trimestre del año, las ventas de dólares de los exportadores debieran duplicarse. Es decir, mientras en un trimestre “común” se esperan ventas de dólares por unos u$s 4.000 millones como fruto de las ventas de agro-commodities, en el segundo trimestre esas ventas ascienden a u$s 8.000 millones. Por ello, los esfuerzos del Gobierno para quedarse con una parte de ese excedente que les asegura buena parte de los fondos que se necesitan para cancelar los vencimientos de deuda este año.

Es probable que los férreos controles se hagan más flexibles. Pero en lo inmediato, habrá que soportar una “sintonía fina”, con días donde se permitan mayores compras y otros con altas tasas de rechazo hasta que la Casa Rosada se asegure la provisión de dólares que permitan cancelar los vencimientos de deuda y no debilitar una posición en las reservas.

Por Julián Guarino |  El Cronista.

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