Los ataques fueron realizados el 13 de junio de 1982 por ocho aviones A4B contra blancos terrestres británicos ubicados en el monte Dos Hermanas, en la isla Soledad, lugar donde ocasionalmente se encontraba el almirante Jeremy Moore.
Audio: A 30 años del último combate argentino en las Islas Malvinas (La Mesa de Café, con Miguel Clariá y Mario Pereyra-Cadena3).
El brigadier Guillermo Dellepiane, en diálogo con Cadena 3 recordó, a horas de cumplirse un nuevo aniversario del final de la Guerra del Atlántico Sur -sucedido el 14 de junio de 1982-, el último combate llevado adelante por las Fuerzas Armadas Argentinas.
Los ataques fueron perpetrados el 13 de junio de 1982 por ocho aviones A4B, todos tripulados por pilotos oriundos de Tucumán, contra blancos terrestres británicos ubicados en el monte Dos Hermanas, en la isla Soledad, lugar donde ocasionalmente se encontraba el almirante Jeremy Moore, quien estuvo al frente de las tropas inglesas en Malvinas.
"Salimos desde San Julián para atacar ese comando. Eran dos manzanas cubiertas, llenas de carpas, de containers, de hangares y helicópteros estacionados. El capitán se había adelantado para informar sobre el panorama y nos refirió que había 10 aviones Harrier sobrevolando la zona. Como estábamos tan cerca de la cuadrilla, el jefe decidió continuar. Nos tiraban con todo. En mi caso, en la retiraba, me tiraron tanto que un proyectil dañó mi tanque de combustible. Cuando lo observé, tenía menos de la mitad, y contaba con dos opciones: volver a la isla, eyectarme y entregarme, o buscar un Hércules para que me reabastezca y poder llegar al continente", relató el por entonces alférez, de 24 años.
"Comencé el ascenso para consumir menos combustible y pedí información sobre aviones enemigos. Al ascender era como que si me estuviese entregando porque habían muchos Harrier, y simultáneamente empecé a solicitar al Hércules. Milagrosamente, cuando pasé por una base enemiga, no había ningún avión y continué mi ascenso para llegar al continente. Esos minutos fueron eternos", contó.
"Como no tenía radar, era muy complicado encontrar un avión en vuelo. Era consciente que no me quedaba mucho combustible y que si me eyectaba y caía al mar no duraba más de 15 minutos. Fui pasando de la euforia a la decepción. A los tripulantes del Hércules los insultaba como loco: 'Vénganme a buscar', mientras ellos me tranquilizaban y me decían: 'Estamos yendo', pero yo miraba mi combustible y tenía cada vez menos".
"Pasaron los minutos y ya no tenía más combustible y dije: 'Acá se acabó todo', hasta que me dijeron: 'Te tenemos en la vista'. Miré y vi al Hércules, volví a mirar mi combustible y tenía cero, pero cero real", insistió Dellepiane.
"Reduje mi potencia, y el Hércules tuvo un desempeño fantástico, hizo la maniobra y gracias a Dios emboqué de una vez. Cuando lo logré se me saltaron las lágrimas y todos festejamos", agregó el piloto tucumano.
Dellepiane -que antes nunca había realizado una práctica de reabastecimiento en pleno vuelo- relató que finalmente pudo llegar al continente y aterrizar "sano y salvo".
El alférez recordará mañana con gran emoción la hazaña concretada hace 30 años reunido junto a sus familiares y seres queridos.
Cadena3
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