Foto: Cadena3 | |
“La
Brujita” hizo pública unas palabras de gratitud por todo el cariño
recibido. “No soy de exteriorizar con nadie, porque soy medio secón.
Pero puede pasar que, cuando llegue el momento, moquee como un nene”,
confesó.
Juan
Sebastián Verón, capitán y referente de Estudiantes de La Plata, hizo
pública una carta en la que se despide de los hinchas del "Pincha" y le
agradece al club, a su familia e hinchas.
A
continuación, la carta completa del ex jugador del seleccionado
argentina, tres veces mundialista y campeón de América con el club de
sus amores, que fue publicada por el blog "Laboratorio Pincha":
“En
estos momentos en que estoy viviendo los últimos días como jugador se
me vienen un montón de recuerdos a la cabeza. Imposible no pensar
primero en mi vieja, que siempre me siguió a todas partes. Y, por
supuesto, en mi viejo, que me hacía la gamba cuando me rateaba del cole
para irme al club, donde me encantaba estar.
En
mi caso, además, conocía a todos y tenía coronita por todo lo que ganó
mi viejo. El intendente me abría a cualquier hora y Spadaro (el del
buffet) me regalaba los pebetes de jamón y queso. Cuando era chico
aprovechaba y ¡chapeaba como loco! Al Country no iba tanto: me quedaba
más cómodo el Estadio desde mi casa, que tenía pileta y a mí me
encantaba nadar. Me tomaba el micro hasta 7 y después caminaba. Esos
recuerdos de la infancia son los más lindos.
Ya
después de adolescente, fue otra cosa. Jugaba en las inferiores y tenía
bien claro que no alcanzaba con ser ¨el hijo de¨. Igual, ya empezaban a
ver que les podía sacar el lugar. Me acuerdo cuando se inauguraron las
canchas de City Bell: duraron dos meses con pasto. En infantiles era
peor todavía, porque no había cancha de 7 y en la auxiliar de 1
entrenábamos todos, entre medio de los postes.
Si
me pongo a contar todas las carencias que teníamos por aquellos años,
no terminaría más. Por supuesto que no había gimnasio ni ropa, y una
pelota por categoría. Y parece increíble como cuesta ahora que los pibes
valoren lo que tienen. Cuando nosotros éramos chicos, faltaba de todo.
Nadie se quejaba y la pasábamos bárbaro. Es el día de hoy que nos
juntamos los de esa época, como 200 muchachos de la categoría 68 hasta
la 76. Cuando veo a muchos de esos chicos, me dicen "el Club me salvó";
pero no en lo económico, sino como persona. Nos formó, nos enseñó a ser
solidarios sin interés, a luchar por el compañero, a ser persona de
bien. La mayoría de esos chicos no llegaron y sin embargo se acercan hoy
a Estudiantes para hacer cosas: quieren ayudar, y eso te da la pauta de
lo que fue el club para ellos.
Mención
especial para mi padrino futbolístico, el Semilla Badoyán, que fue uno
de los que más me vio desde chico. Les apostaba a todos que yo iba a
llegar a primera y que iba a ser bueno. El me defendía siempre y me daba
10 pesos por cada gol en inferiores. Un fenómeno, igual que su hermano
Salvador, que era mi pediatra y todavía lo veo. Serán personas que
recordaré toda la vida.
¿Qué
decir de mi familia, que fue el sostén desde mis inicios, sobre todo en
los malos como el Mundial 2002? Siempre me acompañaron y me respaldaron
en cada elección, sabiendo a veces los riesgos que se corren en el
fútbol, porque nunca sabés lo que puede pasar.
Como
en la decisión de volver, cuando todos me decían que estaba loco, que
“para qué resignar la tranquilidad de Europa para volver a Estudiantes”.
Y esta segunda etapa fue la confirmación de muchas cosas. Porque,
aunque ya había convivido en grupos ganadores, estos seis años
demostraron que trabajando como corresponde se pueden lograr los
objetivos que te propongas. Encontré muchachos que entendieron
perfectamente qué necesitábamos para crear un núcleo de jugadores que le
dieran alegrías a la gente: tener RESPETO, SOLIDARIDAD, ser BUENA
GENTE, RESPONSABLES, HUMILDES, PROFESIONALES, AMBICIOSOS, GENEROSOS,
RIGUROSOS Y EXIGENTES.
Junto
con los distintos cuerpos técnicos, la gente que trabaja en el club
(médicos, kinesiólogos, utileros, administrativos, seguridad, etc.) y
“la Negrita” (la mascota) hicimos una GRAN FAMILIA, que es lo que
pregonamos siempre y el espíritu de Estudiantes.
La
consecuencia de todo eso fueron los títulos, que me llenan de orgullo y
alegría. Hay mucha gente que por ahí no la pasa bien y busca en
Estudiantes una motivación para seguir adelante o ese momento que los
pueda hacer feliz. Personas que perdieron a un ser querido o que no
pasan un buen momento de su vida en general y que hacen el esfuerzo con
el mango para seguirte. O aquellos que están lejos de su casa, viviendo
en otra ciudad o país, y que Estudiantes es su conexión con sus raíces. A
todos ellos creo que les sacamos una sonrisa, un abrazo a la distancia
por teléfono, por una compu o mirando al cielo buscando a esa persona
que se les fue. Al menos por un rato se sintieron la persona más rica
del mundo y se olvidaron de los problemas. Eso es impagable.
Por
todo esto, cuando miro para atrás, me doy cuenta que valió la pena. Y
me da las ganas de seguir proyectando para que Estudiantes siga
creciendo, porque hay mucho para hacer y crecer todavía.
Para
finalizar, me viene el recuerdo de una final perdida en infantiles
donde salí llorando y mi vieja me paró y me dijo: "No se llora por un
partido; se llora por cosas más importantes". Nunca más lloré por un
partido perdido. Sí me emocioné por lograr algo importante, pero sólo
con Estudiantes, porque en otros lados no me pasó. Y debe ser por todo
que significa el club para mí.
Pero
el sábado va a ser un día muy especial. No soy de exteriorizar con
nadie, porque soy medio secón. Así es mi personalidad. Pero puede pasar
que, cuando llegue el momento, moquee como un nene.
Por eso, quisiera darles las GRACIAS a todos como un modo de devolver todo el cariño que me dieron desde que empecé.
Y, en especial, a nuestro club, que nos une en este sentimiento común: ¡GRACIAS, ESTUDIANTES DE LA PLATA!
¡Abrazo grande!
Sebastián".
(Fuente: Cadena3)
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