Después de permanecer inédito por más de 70 años, se acaba de publicar La caída de Arturo,
un extenso poema que el escritor británico J. R. R. Tolkien centró en
los últimos días de reinado del creador de la Orden de la Tabla Redonda y
cuya escritura habría dejado inconclusa en 1937, el año de la
publicación de El Hobbit.
Mucho
antes de delinear el universo tan singular que cristalizó en la Tierra
Media, el filólogo ya era un apasionado de las grandes épicas
medievales, tanto de las sajonas como la de germanos y nórdicos, parte
de cuya simbología reelaboró en su narrativa.
La caída de Arturo, editado por el sello Minotauro, fue iniciado por Tolkien en la década del 30 hasta que su escritura se superpuso con la de El Hobbit y por motivos desconocidos el autor dejó inconcluso este poema narrativo que recrea el inglés antiguo de la clásica obra Beowulf.
Junto al texto, se hallaron muchas páginas manuscritas, borradores y experimentos en verso en los que se revela la extraña evolución de la estructura del poema, junto con sinopsis en prosa, así como apuntes notables que decidió dar a conocer ahora Cristopher, uno de los hijos de Tolkien.
No es la primera vez que el descendiente del escritor decide exhumar algún material inacabado de su padre: no sólo se reservó la tarea de interpretar los mapas de la Tierra Media para generar las ilustraciones que acompañan los libros del autor de El señor de los anillos sino que de manera intermitente a lo largo de treinta años se dedicó a escribir los tramos faltantes de Los hijos de Húrin, obra que finalmente se publicó en 2007.
En este caso, el casi nonagenario hijo del autor británico decidió sacar a la luz este texto que testimonia desde la expedición del monarca a las tierras paganas hasta la huida de la reina Ginebra de Camelot, y desde la gran batalla naval al regreso de Arturo a Bretaña.
Tolkien ya había apelado antes a la poesía narrativa en sus escritos, ya que en 2009 se publicó La leyenda de Sigurd y Gudrún, obra que recoge los relatos nórdicos de Sigurd y la caída de los nibelungos e incluye también la conferencia inédita que ofreció acerca de la poesía nórdica en la que se basó para su propio poema.
Ese trabajo, que se inspira en una serie de poemas del medioevo en los que se narra la vida de Sigurd el Volsungo, la caída de los nibelungos y el rescate de la valquiria Brunilda, fue editado por primera vez en 2009, también por el sello Minotauro.
En La caída de Arturo, Tolkien hijo decidió publicar los manuscritos en su estado original, sin mayores alteraciones, y sin pretender continuar los trabajos incompletos de su padre para preservar el material en su estado puro y permitirles a los lectores acceder al proceso creativo del escritor.
El poema está integrado por unas cuarenta páginas -agrupadas en cuatro partes- que diseccionan la tradición artúrica y anticipan a su vez muchos de los temas e imágenes que se repetirán a lo largo de la obra de Tolkien, así como en su lenguaje.
La obra trata de un rey celta británico mitológico o pseudo-histórico que habría vivido en torno al siglo VI d.C., pero está escrito en inglés moderno y en el estilo del “verso aliterativo” de la Baja Edad Media, con dos mitades de un verso separadas por una cesura.
El libro incluye un extenso ensayo académico de Christopher Tolkien sobre la manera en que el poema de su padre está relacionado con la tradición arturiana, aunque para los fanáticos el mayor atractivo es el análisis de la relación entre La caída de Arturo y El Silmarillion, que fue la ventana de presentación de la mitología desarrollada por el escritor.
En su texto, Christopher alude a que Tolkien consideraba que la isla de Avalon, hacia la que parte Arturo después de que Mordred le hiera mortalmente, era el mismo lugar que la “Isla Solitaria” élfica de Tol Eressea que se encuentra en su obra.
Tolkien hijo insinúa que su padre abandonó La caída de Arturo a causa de las exigencias del trabajo y la familia, y de “los cambios radicales que se estaban produciendo” en sus ideas al finalizar El hobbit, pero además asegura que el texto surgió en una “época de gran agitación creativa”.
Y mientras fanáticos y curiosos en general se adentran en esta pieza inédita, se espera para diciembre el estreno en cine de la segunda parte de El hobbit, titulada La desolación de Smaug y destinada a repetir el furor que causó la primera.
La caída de Arturo, editado por el sello Minotauro, fue iniciado por Tolkien en la década del 30 hasta que su escritura se superpuso con la de El Hobbit y por motivos desconocidos el autor dejó inconcluso este poema narrativo que recrea el inglés antiguo de la clásica obra Beowulf.
Junto al texto, se hallaron muchas páginas manuscritas, borradores y experimentos en verso en los que se revela la extraña evolución de la estructura del poema, junto con sinopsis en prosa, así como apuntes notables que decidió dar a conocer ahora Cristopher, uno de los hijos de Tolkien.
No es la primera vez que el descendiente del escritor decide exhumar algún material inacabado de su padre: no sólo se reservó la tarea de interpretar los mapas de la Tierra Media para generar las ilustraciones que acompañan los libros del autor de El señor de los anillos sino que de manera intermitente a lo largo de treinta años se dedicó a escribir los tramos faltantes de Los hijos de Húrin, obra que finalmente se publicó en 2007.
En este caso, el casi nonagenario hijo del autor británico decidió sacar a la luz este texto que testimonia desde la expedición del monarca a las tierras paganas hasta la huida de la reina Ginebra de Camelot, y desde la gran batalla naval al regreso de Arturo a Bretaña.
Tolkien ya había apelado antes a la poesía narrativa en sus escritos, ya que en 2009 se publicó La leyenda de Sigurd y Gudrún, obra que recoge los relatos nórdicos de Sigurd y la caída de los nibelungos e incluye también la conferencia inédita que ofreció acerca de la poesía nórdica en la que se basó para su propio poema.
Ese trabajo, que se inspira en una serie de poemas del medioevo en los que se narra la vida de Sigurd el Volsungo, la caída de los nibelungos y el rescate de la valquiria Brunilda, fue editado por primera vez en 2009, también por el sello Minotauro.
En La caída de Arturo, Tolkien hijo decidió publicar los manuscritos en su estado original, sin mayores alteraciones, y sin pretender continuar los trabajos incompletos de su padre para preservar el material en su estado puro y permitirles a los lectores acceder al proceso creativo del escritor.
El poema está integrado por unas cuarenta páginas -agrupadas en cuatro partes- que diseccionan la tradición artúrica y anticipan a su vez muchos de los temas e imágenes que se repetirán a lo largo de la obra de Tolkien, así como en su lenguaje.
La obra trata de un rey celta británico mitológico o pseudo-histórico que habría vivido en torno al siglo VI d.C., pero está escrito en inglés moderno y en el estilo del “verso aliterativo” de la Baja Edad Media, con dos mitades de un verso separadas por una cesura.
El libro incluye un extenso ensayo académico de Christopher Tolkien sobre la manera en que el poema de su padre está relacionado con la tradición arturiana, aunque para los fanáticos el mayor atractivo es el análisis de la relación entre La caída de Arturo y El Silmarillion, que fue la ventana de presentación de la mitología desarrollada por el escritor.
En su texto, Christopher alude a que Tolkien consideraba que la isla de Avalon, hacia la que parte Arturo después de que Mordred le hiera mortalmente, era el mismo lugar que la “Isla Solitaria” élfica de Tol Eressea que se encuentra en su obra.
Tolkien hijo insinúa que su padre abandonó La caída de Arturo a causa de las exigencias del trabajo y la familia, y de “los cambios radicales que se estaban produciendo” en sus ideas al finalizar El hobbit, pero además asegura que el texto surgió en una “época de gran agitación creativa”.
Y mientras fanáticos y curiosos en general se adentran en esta pieza inédita, se espera para diciembre el estreno en cine de la segunda parte de El hobbit, titulada La desolación de Smaug y destinada a repetir el furor que causó la primera.
Télam
Publicar un comentario