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Foto: Télam | 
En medio de una intensa lluvia, los referentes del hard-rock estadounidense Aerosmith sacudieron el Estadio Único de La Plata con un concierto de una hora y cuarenta minutos a puro clásicos, frente a más de 40 mil personas.


La banda formada a comienzos de la década del setenta y liderada por el cantante Steven Tyler y el guitarrista Joe Perry volvió a descollar en su tercera visita al país con canciones como "Sweet Emotion", "Love In a Elevator", "Janie´s Got a Gun" y "Walk This Way", aunque inexplicablemente se guardaron algunos hits que todos esperaban, entre ellos "Dude, Looks Like a Lady", "Crazy" y "Eat the Rich".

Los inoxidables veteranos originarios de Boston desembarcaron en el marco del tramo latinoamericano del "Aero Tour One" con el que no presentaron material nuevo, aunque la banda viene prometiendo que el próximo año editará un disco, el primero desde 2001.

Minutos después de las 22.00, Tyler y Perry subieron juntos directamente a la extensa pasarela que se desprendía del centro del escenario para comenzar con la rockera "Draw the Line" y "Same Old Song and Dance".

De inmediato se percibió a un Tyler hiperquinético, bailando y arengando en todo momentos, sin dejar notar ningún rastro del accidente que sufrió días antes en Paraguay -se desmayó y sufrió golpes en la cara y la rotura de dos dientes- más allá de su ojo derecho "en compota".

Luego de "Mama Kin", recién con la cuarta canción iba a llegar el primer hit en serio, "Janie s Got a Gun", y así lo hizo saber el público que estalló con una gran ovación al escuchar los primeros acordes.

El sonido en general fue bueno, aunque en algunas ocasiones la voz de Tyler llegaba a un nivel de volumen que saturaba y no dejaba percibir matices de los instrumentos.

La banda se completó con los otros tres integrantes históricos: el guitarrista Brad Whitford, el bajista Tom Hamilton y el baterista Joey Kramer, más un tecladista, que conformaron una solida base que les permitía a Tyler y Perry hacer lo que se les diera la gana.

Siguió otro clásico de la segunda etapa de la banda, "Living on the Edge", y luego Tyler presentó a Kramer, quien tuvo la habilidad para no aburrir con su solo de batería, en el que utilizó incluso sus manos, codos y cabeza para impactarle a los parches.

Sobre un escenario no demasiado extenso a lo ancho, Tyler y Perry se valieron de constantes incursiones por la pasarela central, la cual, en cambio, fue utilizada poco y nada por los demás integrantes.

Continuaron con la pegadiza "Rag Doll", las baladas "Amazing" y "What It Takes" y la infaltable "Last Child" con Whitford luciéndose haciendo la primera guitarra, mientras Perry se quedaba en un segundo plano ocupándose del machacante riff que atraviesa toda la canción.

La seguidilla de hits de pronto se cortó con el extenso blues "Stop Messing Around", un cover de Fleetwodd Mac, con Perry en la voz principal y Tyler en armónica.

Este tema se percibió como un gusto que se quisieron dar los músicos, quienes parecieron disfrutar más ellos sobre el escenario que el público, que de todos modos aplaudió respetuosamente.

Una fuerte lluvia se largó, y continuó hasta el final del show, cuando Tyler comenzaba a cantar la soporífera balada "I Don t Want To Miss a Thing" de la banda sonora de la película "Armaggedon".

Pero la gran "Crying", con Tyler empapándose cantando al borde de la pasarela, volvió a levantar al público, y "Sweet Emotion", quizás la canción que mejor sonó en todo el concierto, marcó el final.

De inmediato regresaron para los bises con la mejor balada de toda su carrera, la notable "Dream On", que dio lugar al momento más épico y la mayor ovación de toda la noche, con un Tyler demostrando que a sus 63 años aún puede llegar a sus agudos más altos.

Las súper rockeras e indestructibles "Love in an Elevator" y "Walk This Way" redondearon un final bien arriba de un concierto emocionante, que estuvo a la altura de sus dos presentaciones anteriores en el estadio de Vélez Sarsfield en 1994 y en el de River Plate en 2007.

Terra.com.ar

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