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Es la conclusión general de un relevamiento sobre 900 alumnos de escuelas y universidades de la provincia. Tienen mucho tiempo ocioso y poco contacto con sus familias. Abusan del consumo de TV, el celular y las redes sociales. ¿Hacia una nueva anomia generacional?
Sea tendencia pasajera o clima de época, los números resultan cuanto menos inquietantes: sobre una muestra de 900 adolescentes y jóvenes encuestados -de entre 16 y 25 años-, un 25 % reconoció dedicar entre 15 y 20 horas semanales al ocio personal. Un 60 % afirmó destinar de dos a más horas diarias a ver televisión. Un 50 % le dedica entre 3 y 4 horas diarias a usar aparatos digitales (celulares y computadora) y sólo una hora para charlar con la familia. Y un 30 % admitió simplemente “no hacer nada” en el tiempo libre. Ir a pasear por un centro comercial, la preferencia de un 40 % de los encuestados.
Qué hacen los jóvenes de hoy con el ocio y el tiempo libre fue la pregunta que motivó una investigación realizada durante un año -entre 2010 y 2011- por el Instituto de Investigaciones Educativas y Extensión de la Universidad Católica de Santa Fe (UCSF), con la cooperación de los alumnos de la Cátedra de Gestión Institucional y Asesoría Pedagógica. El relevamiento pretendió establecer una radiografía sociológica y cultural sobre cómo invierten su tiempo libre los estudiantes de hoy. Las conclusiones obtenidas dejaron abiertas muchas más inquietudes de las esperadas.
Las encuestas fueron realizadas en escuelas medias públicas y privadas de la ciudad y la región, en los pasillos de institutos y de varias universidades, como la UCSF, la UNL y la UNR (Rosario). Se consultaron alumnos de seis “tandas” proporcionales -de 150 cada una- separados por edad, sexo y nivel educativo -secundario, terciario y universitario-.
Los cuestionarios fueron hechos por 36 alumnos colaboradores. El estudio, si bien no pretendió establecer generalizaciones ni “verdades reveladas”, constituye una radiografía representativa sobre el lugar del ocio en la juventud actual.
Percepciones
En la percepción de los jóvenes, el ocio y tiempo libre -aquel que no lo ocupan las actividades escolares o académicas- no se piensan en términos productivos, sino simplemente en “hacer poco o nada”. Por ejemplo, el 48 % de los jóvenes encuestados entiende el ocio como “un momento para salir con los amigos, o para descansar”. Un 90 % admitió que prefiere estar con amigos en el tiempo libre, y un 30 % reconoció sencillamente “no hacer nada”. Un 20 % de los consultados le atribuyó como significado al ocio el espacio para “afirmar su identidad” e “integrarse socialmente”.
El 60 % reconoció destinar de dos a más horas a ver televisión. En este sentido, el consumo de TV está orientado preferentemente (en un 60 %) a mirar realitys (como el show de Tinelli) y sus programas satélites de la tarde. Los jóvenes “no se detienen en programas que contribuyan a su formación” cultural, advierte en sus conclusiones la investigación.
Algo similar ocurre con el uso ocioso de las nuevas tecnologías: un 50 % dedica entre 3 y 4 horas por día a usar celulares (principalmente SMS o mensajes de texto) y las redes sociales como Facebook. Cerca de la mitad (40 %) de los consultados afirmó dedicar sólo una hora diaria para charlas familiares, según se desprende del estudio.
Abulia
¿Por qué en el tiempo libre de los jóvenes no aparecen actividades más productivas y gratificantes para el desarrollo vital, como estudiar un idioma, aprender a tocar un instrumento musical o hacer deportes al aire libre? ¿Ingresamos en una nueva etapa de “anomia generacional”? Para el director de la investigación, Prof. Hugo Pais, “lo que queda claro es que no hay en la percepción de los jóvenes de hoy proyectos de largo plazo. Diría que un 90 % de los chicos carece de un proyecto que permita invertir mejor el tiempo libre”, fue su diagnóstico.
“Hace falta lograr que los chicos puedan planificar su tiempo de ocio, que tengan metas concretas. Son pocos los que saben qué quieren para el mañana: hoy transitan la vida en una abulia y una anomia que preocupa. Los jóvenes se sienten cómodos en el anonimato, en la masa, y esto se ve en la dinámica nocturna, en los ‘no lugares’. No tienen vínculos de pertenencia a un grupo afectivo concreto”, concluyó Pais.
Amigos
- El 90 % de los jóvenes encuestados admitió que, dentro de las actividades ociosas y de tiempo libre, prefiere estar con amigos en lugares públicos.
Enemigos: El cigarrillo y el sedentarismo
- están muy presentes entre los jóvenes. Por ejemplo, un 15 % de los consultados admitió fumar fuera de su casa.
Tutorías, una salida
“Creemos que hay una escuela secundaria que se ha transformado, y debe ser contenedora y orientadora para fortalecer la formación de los adolescentes, tanto como un trabajo de acción tutorial en ambos niveles involucrados en este estudio”, dice el informe. “Hay que ponderar las tutorías académicas en la escuela y en la universidad, porque son estrategias muy valiosas”, completó Pais.
Convivencia:
El relevamiento deja en claro que hay cuatro variables (edad, sexo, ocupación y nivel de educación) que inciden directamente sobre la forma en que perciben los jóvenes el ocio y el tiempo libre. En este sentido, respecto del ámbito de convivencia, 54 % de los jóvenes vive con sus padres; el 27 % con otro familiar (abuelos, tíos o hermanos), 13 % con amigos, 3 % en pareja y el 3 % vive solo.
Trabajo:
Sólo un 5 % de los entrevistados tiene un trabajo estable: predominan los empleos precarios (27 %) y temporales, en época de vacaciones y fiestas (26 %).
Calidad de vida:
El 30 % de los chicos duerme entre 7 y 8 horas diarias, y el 20 % entre 6 y 7 horas. El 15 % reconoció dormir 5 horas de noche. Si bien los consultados practican deportes en el tiempo libre (20 %), “este saludable hábito decae gradualmente con la edad, lo cual suma horas al sedentarismo” y lo consolida para la etapa adulta, señala el informe.
Mal hábito
Un 10 % de los jóvenes admitió fumar en sus casas, y fuera de ella un 15%.
¿Incide en el estudio?
Esta forma de usar el tiempo libre ¿incide en el rendimiento escolar y académico? En sus conclusiones, el estudio señala: “Preocupa la carencia de proyectos por parte de los entrevistados, en tanto que planificar el tiempo de ocio es parte de su realidad cotidiana, y no lo toman como algo accidental. No hay una autorregulación que sea acorde al tiempo que viven y a sus obligaciones académicas. Hay un interesante porcentaje de un 45 % que no tienen sus estudios al día, o que adeudan materias”.
“Muchos de los resultados nos hablan de un bajo perfil cultural de los jóvenes, como de un alto porcentaje que evidencian vacíos, soledades, pocas iniciativas y altos niveles de patrones de imitación con el grupo, como instancia de integración social, que no siempre permite el desarrollo pleno de capacidades personales”, concluye.
Por Luciano Andreychuk | El Litoral
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