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Foto: Télam | 
La formación salteña Los Nocheros replicó en la novena luna del 52do. Festival de Folclore de Cosquín el modelo estético que la condujo al premio Consagración -en el mismo espacio- en 1994 y que, aunque conserva la aprobación del público, desde la orilla musical no parece tener mucho más para ofrecer.


El canto a cuatro voces -sin las armonizaciones ni el gusto por la disonancia que transitaron otros grupos del linaje folclórico- con dos guitarras acústicas y, en una segunda línea, un sostenido respaldo eléctrico conforma el rasgo de identidad de Los Nocheros, que así obtienen una sonoridad que se irradia por encima de los acentos de cada ritmo regional.

Es así que las chacareras y especialmente las zambas aparecen en la voz de Los Nocheros despojadas de sus texturas ancestrales para asumir el color universalista de la canción romántica que tanto cultivó la formación.

Los Nocheros irrumpieron en el escenario de Cosquín a las 2.30 de la madrugada y entregó enseguida un raid de canciones afirmadas en el gusto de su público ("Yo soy tu río", "Solo pa bailarla", "La yapa").

También se aventuraron en versiones de canciones inmortalizadas como "Balderrama" (Gustavo "Cuchi" Leguizamón-Manuel Castilla) o "Déjame que me vaya" (Roberto y Cuti Carabajal).

Aplaudidas pero, a la vez, alejadas del brillo que han obtenido en la voz de otros artistas.

Luego la formación se permitió un cambio de clima y, disipada la bruma festivalera, se internó en el segmento más romántico y distante de la orilla folclórica.

En ese pasaje el público festejó versiones de "Canto nochero", "Voy a comerte el corazón a besos" o "Saber de tí".

Los Nocheros luego amagaron con dejar el escenario y volvieron para una extensa sección de bises que concluyó con la zamba "La cerrillana", el primer éxito de la formación.

Cumplida la función, Rubén Eizaguirre, definió al grupo: "Somos entretenimiento", resumió, sincero, con un espíritu lejano al gesto artístico.

Por Mariano Suárez | Télam

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